15è. aniversari (1999 - 2014)
 
 

Documentació

Poeta visionario, narrador inabarcable

Article publicat a “La Vanguardia” el 12/10/01

En 1985, cuando Empúries publicó Carrer Marsala, Miquel Bauçà había escrito siete libros de poemas con títulos como Cants jubilosos o Els cans resaven... que conectaban con una de las venas más fecundas de la poesía catalana de posguerra: la que aborda la reflexión religiosa y moral con un lenguaje alucinado que desgarra la conciencia. Bauçà había escrito Carrer Marsala en el verano de 1974. En aquella época visitaba a su amigo Jordi Coca en la frontera entre Barcelona y Sant Andrià de Besòs, donde vivía. Acababan de descubrir la obra de Peter Handke y se encontraban bajo su influencia. La mezcla del mundo visionario de Bauçà y de la discursividad de Handke cuajó en un libro extraordinario sobre la precariedad de la vida en la periferia de las ciudades, la angustia de saberse cercado, la pérdida de los referentes sociales y culturales. Una crítica de Ramon Pla i Arxé en "La Hoja del Lunes" abrió las puertas a una recepción muy favorable. En un momento en que se debatía sobre la necesidad de abrir un espacio de calidad para la novela catalana (en 1982, en plena crisis, el premio Sant Jordi se otorgó a un chico de diecisiete años), Carrer Marsala revelaba a un autor que no desentonaba en el concierto de la narrativa europea de corte más experimental. El libro tuvo traducción francesa de Patrick Gifreu (La différence). L'estuari, que se publicó como novela en 1990, y posteriormente el volumen de relatos El vellard/L'escarcellera, en 1992, hicieron pensar que con Bauçà se había ganado un narrador. Se habló entonces de Julien Gracq y Dino Buzzatti. Pese a su excentricidad, sus libros lograban adhesiones fervorosas e inesperadas. L'estuari fue uno de los finalistas del premio Nacional de Narrativa el año de "Galíndez" de Vázquez Montalbán, con un jurado de profesores de Madrid. Después, la obra de Miquel Bauçà dio un giro más en su rareza. El crepuscle encén estels, en 1992, se publicó en la colección de poesía de Empúries aunque contenía elementos narrativos y un juego de personajes muy teatralizado. El año 1998 aparece El canvi, una obra monumental, ajena a cualquier idea de género, organizada como un delirante diccionario de mil páginas. Un libro inmenso, inabordable, pura escritura.

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